Finalizadas las elecciones de Senegal, el nuevo presidente Bassiruo Faye invita a Macrón a cesar su influencia en el país africano. La región del Sahel, ex territorio de colonias francesas en su mayoría y donde aún guardaba gran influencia, poco a poco se les escapa de las manos y se acerca al panafricanistas apoyado por Moscú. Esto se da en un contexto de aumento de las tensiones entre Macrón y Putin por la guerra de Ucrania, y los continuos golpes antifranceses en la región africana.
Hace apenas unos días compartimos en este medio los resultados electorales del país africano Senegal, una ex colonia francesa situada en la costa occidental de África dentro de la región del Sahel, conocida en los últimos años como el corredor de los golpes de estado (en su mayoría con influencia rusa). El resultado marcó un quiebre con la línea anterior del presidente senegalés y de la Unión Africana, Macky Sall, ya que el partido opositor obtuvo el 57% de los votos. Apenas 48 horas después de declararse el triunfo, el nuevo presidente cambió radicalmente su relación con París e invitó a dejar atrás su modelo imperialista y neocolonial en la región.
Si bien no se trata de un golpe de estado como los que hemos presenciado en el Sahel, como ocurrió en Níger y Burkina Faso, representa otro duro revés para Macron, cuyo control en su imperio secreto en África parece escapársele de las manos. Es importante destacar que esto ocurre en un contexto en el que Macron busca expandir el papel de Francia en el escenario internacional, tanto en Europa con la Guerra de Ucrania como en el resto del mundo, estableciendo vínculos con aliados de Rusia como Lula da Silva en Brasil.
Solo queda por ver si el nuevo régimen senegalés adoptará una postura abiertamente pro-rusa y anticolonial, similar a la de Níger, Burkina Faso y Mali, o si, por el contrario, mantendrá una postura más moderada y permanecerá en la ECOWAS, la alianza económica (y políticamente significativa) en África Occidental, apoyada por París y Washington. Lo que sí es claro es que la influencia de los Elíseos en el continente africano está menguando gradualmente, mientras Macron intenta ganar relevancia internacional en un mundo que tiende hacia la multipolaridad.
