En septiembre se llevó a cabo la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Como cada año, se reunieron los 193 países miembros para discutir una larga lista de problemas globales que vienen marcando la agenda internacional. Entre los temas más relevantes estuvieron la guerra en Ucrania, la crisis en Sudán y, muy especialmente, la situación en Gaza y la cuestión palestina. Sin embargo, lo que realmente sorprendió esta vez fue un giro histórico en la postura de varios países que, hasta ahora, habían estado firmemente alineados con Israel.
En los días previos y durante la propia sesión, varias naciones dieron un paso inesperado: reconocieron oficialmente al Estado de Palestina. Y no estamos hablando de países periféricos o alejados de la influencia occidental, sino de actores clave, con mucho peso político y económico en el escenario internacional. Entre ellos se encuentran Reino Unido y Francia, dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad y del G7, que durante décadas habían sido aliados cercanos de Israel, tanto en cuestiones diplomáticas como en cooperación en seguridad y tecnología.
A ellos se sumaron Canadá, Australia y más recientemente Japón, que también forman parte del G7, además de Portugal y Bélgica, países de la OTAN que igualmente habían mantenido históricamente una relación de apoyo hacia Israel. Que todos estos Estados, considerados como parte del “bloque occidental” más cercano a Estados Unidos e Israel, se inclinen ahora hacia el reconocimiento de Palestina representa, sin duda, un quiebre en el tablero político internacional.
La reacción de Israel no tardó en llegar. El primer ministro Benjamín Netanyahu rechazó categóricamente la idea de un Estado palestino, acusando a los países que dieron este paso de “recompensar el terrorismo”. Además, adelantó que Israel seguirá expandiendo sus asentamientos en Cisjordania, lo cual es visto como una respuesta directa a esta oleada de reconocimientos. El Ministerio de Exteriores israelí reforzó esa línea argumental, insistiendo en que al reconocer a Palestina se está legitimando a Hamas tras los ataques sufridos por Israel. Incluso, ministros como Bezalel Smotrich e Itamar Ben Gvir propusieron abiertamente anexar Cisjordania como contramedida.
Estados Unidos, principal aliado de Israel y único miembro permanente del Consejo de Seguridad que aún no reconoce a Palestina, también expresó su desacuerdo. Donald Trump, en declaraciones recientes, llegó incluso a advertir a Canadá sobre posibles “consecuencias comerciales” si mantenía esta postura.
La gran pregunta es: ¿qué cambia con estos reconocimientos? Lo más inmediato es que Israel queda cada vez más aislado en la arena internacional. La imagen de un bloque occidental completamente homogéneo en apoyo a Israel empieza a resquebrajarse. Por primera vez en décadas, varios de sus aliados históricos están apostando por una vía distinta, más diplomática y orientada a resolver el conflicto con el viejo plan de los dos Estados, una propuesta que existe desde 1937 pero que nunca logró materializarse.
Para Palestina, este movimiento es un espaldarazo que refuerza su legitimidad internacional. Ya no se trata solo de un reclamo histórico sostenido por países del Sur Global o del mundo árabe, sino que ahora empieza a tener respaldo entre actores centrales del sistema internacional. Sin embargo, los reconocimientos no son un cheque en blanco. La mayoría de estos países dejaron claro que su apoyo está condicionado: exigen que Palestina garantice un proceso democrático real en Gaza, que se excluya a Hamas como fuerza política y que, al mismo tiempo, se reconozca la existencia del Estado de Israel.
En otras palabras, lo que buscan es que ambos pueblos puedan coexistir de manera pacífica y duradera. Puede sonar idealista, pero el hecho de que países que siempre estuvieron del lado israelí comiencen a empujar en esa dirección es, en sí mismo, un acontecimiento histórico. Queda por ver si este giro logra traducirse en hechos concretos, o si termina siendo un gesto simbólico dentro de una crisis que, por ahora, no parece tener un final cercano.
Muy buen artículo. Muy informativo!!